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La historia de Julia fue publicada en la prensa europea y norteamericana. Tenía 2 años cuando el mundo se le hizo borroso, y 3 cuando comenzó a jugar de noche y a dormir de día por el dolor que le causaba la luz. Con el tiempo, su ojo izquierdo dejó de funcionar por completo y en el derecho la visión se tornó escasa. Probablemente, tenía uveítis, una inflamación dentro del ojo que puede ser resuelta con gotas. Pero sin este tratamiento básico, su problema empeoró hasta que las cicatrices de la inflamación terminaron bloqueándole la visión. Después de deambular sin mejoría por cuatro hospitales de su país, Cuba, ella y su mamá perdieron la esperanza. Oy, más de una década después, Julia ha podido elegir por sí misma su vestido de 15:el año último aterrizó en su país el avión oftalmológico de la organización humanitaria Orbis Internacional y la curó.
Uno de los tantos médicos oftalmólogos que anualmente donan semanas de su tiempo fue el Foto: Gentileza encargado de hacer lo que para Julia y su familia fue un milagro: con una compleja cirugía desarrollada en a sala de operaciones del avión logró liberar la pupila de una membrana opaca que durante años le impidió ver. Médicos del lugar observaron el procedimiento a través de monitores en un aula contigua.

La lucha contra la ceguera
El principal objetivo de Orbis es promover el cuidado oftalmológico en países del Tercer Mundo y tratar de minimizar la cantidad de casos de ceguera prevenibles con conocimientos básicos y técnicas de avanzada. Es decir, que la mayoría de los 180 millones de personas que son discapacitadas visuales deje de serlo: el 80 por ciento pueden ser curados con técnicas utilizadas con frecuencia en países desarrollados.

El entrenamiento en áreas especializadas del ojo es raro en los países en desarrollo, donde los médicos y las enfermeras a menudo no pueden participar en programas de capacitación en el exterior debido al alto costo de los viajes internacionales. Otros tienen la movilidad restringida por las leyes de su país. Por eso Orbis lleva desde sus inicios en 1982 una solución a todos estos lugares: un avión hospital con un equipo médico capaz de transferir los conocimientos y destrezas al grupo de especialistas local.

Cada semana, voluntarios de una red de más de 350 cirujanos oftalmólogos especialistas en trasplantes de córneas, cirugía de cataratas, tratamiento de retina y técnicas que involucran los tratamientos quirúrgicos de pediatría, plástica de párpados, órbita y glaucoma, entre otros, demuestran las técnicas quirúrgicas y dan clases y conferencias.

A su vez, las enfermeras entrenan a sus pares locales e ingenieros biomédicos de Orbis examinan los equipos existentes en el país que se visita, a veces buenos, pero no utilizados por pequeñas fallas mecánicas o por falta de entrenamiento en su uso y mantenimiento.

Un argentino en misión
El doctor Martín Devoto es médico oftalmólogo de Consultores Oftalmológicos, especialista en cirugía plástica de los párpados, vías lagrimales y órbita, y ha participado en 1999 de la misión en China y recientemente en Cuba.

El doctor conoció el programa mientras completaba su formación en los Estados Unidos, y dice que lo fascinó la idea de poder ir a lugares distantes del mundo y enseñar cosas que uno sabe, mientras se conoce una cultura y lugar diferentes.

«La semana transcurre así: el lunes es el día en que se examinan pacientes de cada subespecialidad que se operará esa semana -alrededor de 40 pacientes-, para elegir 8 o 10 representativos de las distintas enfermedades que valdría la pena enseñar.

Esos casos servirán para evitar cegueras futuras -explica el doctor Devoto-. Mientras se prepara el primer paciente, se da una clase relacionada con la operación que se hará o sobre algún tema de interés. Luego comienza la cirugía, y con un micrófono en el barbijo uno explica lo que va haciendo, que a su vez se filma. Al mismo tiempo se reciben preguntas de los alumnos y, tras la cirugía, se agregan explicaciones.

«En estas dos misiones -recuerda- lo que más he enseñado es la operación de chicos con ptosis congénita (párpados caídos) cuyo peligro es que si no se soluciona a tiempo perjudica la visión. Estas cirugías se pueden hacer con poca tecnología o técnicas que no son muy nuevas, pero que ellos desconocen. Todo lo que es párpados y lagrimales requiere poca tecnología y muchos conocimientos del cirujano.»

Para cumplir con éxito cada misión, Orbis les recomienda a los médicos visitantes que piensen en voz alta mientras operan. «Tengan en cuenta que cada paso que se hace durante la cirugía tiene un porqué, y que a los médicos locales les interesa el razonamiento que existe detrás de esas técnicas», dice una carpeta de asesoramiento.

«Uno trata de ser pragmático y elegir las cosas que son frecuentes, que tienen cierto impacto en la población y que están al alcance de ellos aprender e implementar», explica el médico argentino. Por eso uno de los requisitos de la organización es que los médicos visitantes sean gente bien formada, pero que también tengan cierta flexibilidad, que puedan adaptarse al medio y trabajar del mejor modo posible con las cosas que hay en el lugar.

Más de 300 programas
Además de donar materiales de cirugía, lentes intraoculares y videos de las operaciones, entre otras cosas, Orbis realiza también un seguimiento de los casos operados. Tras la partida del avión, un equipo del staff regresa a revisar los pacientes, mientras que también se intenta volver al mismo destino luego de unos 3 años para verificar los progresos y si se ha implementado lo enseñado.
Así, el avión de Orbis ha sobrevolado el mundo varias veces luchando por restaurar la vista de quienes viven en países en desarrollo, donde la desnutrición, las infecciones y la falta de servicios de salud visual son los factores que más contribuyen a la alta incidencia de la ceguera. Y logrando también que la historia de Julia se repita una y otra vez.

El avión quirófano
El avión Orbis DC-10 contiene en su parte delantera un aula para 40 personas, con pantallas, pizarrones y un sofisticado sistema de 15 cámaras a través de las cuales se registra todo lo que ocurre en la sala de operaciones y con las que se filman las clases especiales. Mientras se está operando, los médicos y las enfermeras huéspedes se encuentran en el aula y ven el procedimiento en vivo a la vez que pueden interrelacionarse con el cirujano por medio de un sistema de audio interconectado. Las prácticas quirúrgicas también pueden ser divulgadas a través de una conexión interactiva a cientos de otros participantes ubicados en un auditorio del aeropuerto u hospital cercano.

Luego viene el cuarto de láser, un salón pequeño de reuniones, y el quirófano esterilizado, con todo lo necesario para realizar intervenciones oftalmológicas y con varias cámaras que registran el desarrollo de las cirugías. Finalmente, en la parte trasera del avión se encuentra una sala con varias camillas de recuperación y preparación de los pacientes que se operarán.